miércoles, 24 de abril de 2013

Tercera meditación: sobre el barbudo, el multiverso, la probabilidad y el sacrilegio.




  Tercera meditación en forma de relato: sobre el barbudo, el multiverso, la probabilidad y el sacrilegio.



  El barbudo

 "Al principio, yo cree el cielo y la tierra". Ok, le dije. 

 Me dijo que su nombre era Bernard Shaw.

  No  recuerdo cuánto tomé.

 Hablamos de García Márquez y la teoría del multi-verso. Yo nunca había leído cien años de soledad, porque creía que me iba a llevar cien años leerlo. Yo no sabía del multi-verso, pero escuchaba los múltiples versos que salían de la boca del barbudo. Yo era sólo un borrachín más.

 Estaba a unos metros de ser uno de esos que ves tirado en la calle.

No había nada interesante en la vida. El mundo se deshacía. Nadie me necesitaba. Nadie. Quizás, yo... 
 Nadie.

  Había comenzado a frecuentar un bar, primero con la excusa de observar, de analizar sociológicamente vaya a saber qué.
  Observé, estábamos en universos paralelos. Me cansé. Entré. 
    
   Pensé que cada acto, cada movimiento, cada pensamiento generaba algo. Todo era probabilidad. Si no hacía nada, de todos modos, algo iba a suceder.

   Recuerdo que pensaba en el tiempo perdido. Había perdido el reloj. Recuerdo que no podía dejar de pensar. Pedí una Brahma. Pensé que me iba a tomar al dios hindú y eso me levantó el ánimo.

  Tomé varias.
  Hice sacrilegio hasta las cuatro de la mañana. Me quedé sin un mango. Entonces llegó él barba.

  Los saludó a todos, los conocía. Yo era un novato. Él me preguntó si era policía. Le dije que se fuera al carajo.

  Era un tipo listo. Mal aspectado. Se rió.

 Al rato, se disculpó. Me invitó un trago. Quería sacarme información. Comenzó a recitar pasajes de la biblia. Me dijo que era Bernard Shaw.
 
  Yo no sabía nada de mecánica cuántica, pero comprendía que cada acción que hacía tenía un resultado. Una reacción, que le dicen.

  Entonces vi todas las posibilidades. Vi todos los universos posibles. Vi el multi-verso.

  Dios sabe cuánto me olvidé de él en ese momento. Él barba leyó mi pensamiento.  "Al principio, yo cree el cielo y la tierra". Me dijo. 

  No le creí. Era un truco. Algo quería sacar. Tenía varias posibilidades. Irme, quedarme, romperle la botella en la cabeza y decirle que la rima cerveza y cabeza había sido más fuerte que yo. Había varios tipos. Yo quería pelear. Por las injusticias del mundo. Porque, según Parménides, un mundo es "un ser" y yo era un mundo y era muy injusto y quería pelear por él. Por mí.

  No sé cuanto bebí. 
  Entonces, escuché al barba decir, "en verdad os digo que alguno de ustedes me traicionará". Me miró.

  Me levanté como pude. Hice caer un vaso de cerveza a propósito encima de mí. Hice como que iba a pedir una rejilla y salí.

  Fui a la estación. Tomé un tren. No recuerdo nada del viaje. Estaba en la puerta de mi casa, ya era de día. Estaba vivo. Todo había sido una probabilidad.  

   
    

Segunda meditación: sobre los feriados puente




  Segunda meditación: sobre los feriados puente  



 

 Puente

 Quiero tirarme desde un feriado puente y dejar todo atrás.
 Ver pasar los autos desde arriba y tirarles libros de auto ayuda.
 Imaginar que estoy sur le pont d'Avignon donde todos bailan todos cantan, menos yo.
 Escuchar el puente musical de una canción en una sola tonalidad e imaginarme la emoción.
 Descubrir el principio y el fin del puente, mezclarlos, para que peguen más.

 Empezar por el fin, terminar por el principio, cruzar los dedos y hacer: meníndices, pulganulares, mayoñiques…
 Vivir debajo del puente, junto a seres mitológicos mitómanos y compartir un mal trago con ellos.
 Brindar por el principio, porque todo lo que termina, termina mal.

 Aunque, hoy no quiero cruzar. Quizás en otra ocasión. Quizás en otro lugar.
 Cuando no sea un feriado o quizás sí, pero uno de verdad, no uno como este.
 Uno puente.

Primera meditación: sobre los cortes de luz



  
    
     Primera meditación: sobre los cortes de luz 
    
    Luz

   Hoy se cortó la luz y yo sin un amigo cerca (porque un amigo es una luz y todo eso…)
   Me pregunto cuándo volverá.
   ¿Volverá?
   No puedo evitar tener algo de esperanza.
   Quizás me equivoco.
   Temo a la esperanza.
   Y en medio de todo esto. 
   Yo.  
    Una persona con fobia a la oscuridad (la oscura y la clara) (y la yema).  
    Una persona que no cree en fantasmas, pero cada tanto ve uno.
    Una persona que cuando ve pasar una estrella fugaz pide un deseo y después piensa: _ no mejor eso no…
    Una persona aguda, grave y esdrújula.  Y sobreesdrújula.
   ¿Una persona?
    Bueno yo.
    La luz todavía no vino y yo la salí a buscar.
    Y le digo: _ me gusta cuando callas porque estás como cortada.
    Y yo me corté sólo, me fui, me perdí, ahora tengo que encontrarme conmigo mismo y es un quilombo. Sin un espejo a mano.
    Mientras escribo esto un micro llega para partir.
    Yo también llego.   
    Yo también parto.
     Algunas veces cuando veo pasar el tren lo saludo como hacía antes cuando creía en los trenes, en las personas… 
     Me pregunto qué quería probar  Dios cuándo me hizo a mí.
     La luz no llega y yo no puedo  alejar estas ideas de mi cabeza.
     Hola  ¿cómo estás?
    ¿Cuándo vas a volver?
    ¿Vas a volver?
     Te extrañamos mucho. Hoy me tatué un corazón y adentro puse una L. Vos tendrías que tatuarte otro y adentro poner una C.
     Sí, todo esto de los tatuajes es complicado ya lo sé.
     Ojalá nos veamos pronto.
     Saludos.
     Cristian.
     Pienso en forma de carta.
     Por eso, antes de pensar siento, luego existo.  
     Veo un arbusto  y pienso que es un duende y preparo mis preguntas: _ ¿Dónde está la olla? ¿Dónde  está el arcoíris? ¿Dónde estoy yo? Porque me perdí.
     No sé por dónde iba. Ah sí a buscar la luz.
     Si la llego a encontrar les aviso.
     Por ahora, busco curitas para subsanar este,  tan piquetero, corte de luz.